A unas días del primer aniversario luctuoso, doña María recuerda el fatídico accidente del periférico Sur que acabó con la vida de su hija.

MÉRIDA.- Hace casi un año, la tarde del 30 de julio de 2021, ocurrió un mortal accidente en las cercanías del distribuidor vial de la calle 50 Sur del Periférico de Mérida. 

“Ubicar su casa no es tan difícil”, dice una vecina del centro de Dzununcán.Doña María Narváez vive a un lado del comisariado, ahí en la casa donde desde hace un año hay un moño negro sobre la puerta”, añade la mujer, quien al momento de la entrevista llevaba sus compras en sabucán por las calles y tenía de la mano a una niña.

Al salir al encuentro de algunos de los deudos de los ocho fallecidos del hecho, la información recabada nos remitía a la citada comisaría del sur de la capital yucateca como el sitio donde podíamos encontrar a la madre de María Lorena, mujer de 51 años de edad que fue una de las víctimas fatales de esta tragedia y que dejó en la orfandad a Jesús, su hijo de entonces 12 años de edad.

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En efecto, a un lado de la casa ejidal está la vivienda de María Petronila Narváez Celis y, tal como nos refirieron, un lazo negro pende del dintel de la puerta. La señora sale al saludo de buenos días y su modesto hipil está mojado, pues esa mañana se encontraba lavando la ropa.

Aunque su rostro esbozó una tímida sonrisa de cortesía, su mirada refleja una profunda tristeza al adivinar de qué se trata la visita del reportero del Diario a su casa.

Las manos de María Narváez revelan a simple vista los estragos que le ha producido la artritis reumatoide que padece desde hace algunos años, pero que se ha complicado a falta de atención médica que debía recibir en la unidad 42 Sur del IMSS, cerca de la base militar en Mérida.

Mientras acomoda dos sillas en la terracita de la vivienda, explica que la pandemia de Covid-19 le impidió atender su problema por más de dos años.

Las cosas se pusieron aún peores tras los trágicos acontecimientos de hace un año en que perdió a su hija María Lorena y tuvo que hacerse cargo de Jesús, su nieto, para quien tampoco ha sido fácil aceptar la ausencia de su madre.

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Penurias

María Narváez comienza a hablar en voz muy bajita, como no queriendo despertar los recuerdos de aquel instante en que el destino la separó de su hija, quien se dedicaba a la limpieza de casas y con eso se sostenía ella y a su hijo.

Nos habla de lo difícil que ha sido desde aquel día, de un momento a otro su vida cambió de manera radical, ya de por sí era una vida llena de estrechez y sacrificio.

Dependiente de una pensión que le dejó su difunto esposo, de oficio velador, la muerte de María Lorena fue un golpe devastador a su salud, a su economía, a su estado de ánimo y hasta un poco de su fe. Esta última, por cierto, le ha permitido seguir adelante por quienes tiene que velar.

A un año de la muerte de María Lorena y de otros siete de los 14 pasajeros que viajaban en el taxi colectivo al que un tráiler embistió en el Periférico de Mérida, las cosas no han cambiado mucho ni hay visos de cambio para los deudos.

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4 mil pesos de indemnización

Cuatro mil pesos han sido lo único que ha recibido del FUTV como indemnización la madre de María Lorena, una cantidad similar a la que se otorgó al familiar directo de cada una de las ocho víctimas del accidente.

Aún se sigue un proceso judicial para el deslinde de responsabilidades, según les dicen de la Fiscalía. La entrevistada refiere que la postura de la empresa propietaria del tráiler es no pagar absolutamente nada. Prefieren que el muchacho que conducía el tráiler se quede para siempre en la cárcel antes que pagar por los fallecidos”.

Las lágrimas comienzan a escapar por los ojos de María Narváez. Más allá del dinero, ella tiene en claro que nada le devolverá a lo que más amaba. Desde la ausencia física de María Lorena la tristeza y la melancolía han sido sus compañeras, las cosas no pueden ir peor.

Con información de Emanuel Rincón

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