TEKAX.- Tremendo susto se llevó una familia de Tekax, pues dentro de su propio hogar encontró a una serpiente: “ekuneil“.
La culebra fue hallada en una vivienda ubicada en la colonia Nueva Yucatán, hasta donde llegaron elementos de Protección Civil Municipal.
Una llamada de emergencia ingresó al 911, en el que pedían apoyo para capturar a una serpiente. Momentos después llegó Protección Civil, cuyos brigadistas se dieron a la tarea de atrapar a la especie.
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Se supo que la familia encontró a la “cola negra”, como también es conocida, en una pared de la casa, por lo que asustados por la situación pidieron ayuda. El ejemplar fue reubicado en los montes de la ex reserva San Bartolomé.
En estas temporadas de lluvia las serpientes salen de su madriguera en busca de alimento y a veces nos topamos con ellos.
¿Es una serpiente venenosa?
La Ekuneil es la segunda serpiente más grande de la península de Yucatán, solo por debajo de la Boa centroamericana, al alcanzar hasta 3 metros de longitud. Es una serpiente diurna, de cuerpo esbelto y movimientos rápidos, y habita en una gran parte del territorio mexicano, incluyendo en su totalidad a la Península.
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Su dieta es muy variada, pero puede comer desde anfibios, pequeños mamíferos, aves e incluso serpientes venenosas como las cascabeles y nauyacas. Esto último ha hecho que los pobladores consideren a la Ekuneil como la serpiente más venenosa de todas, ya que, por su lógica, si es capaz de comerse a las serpientes venenosas como la cascabel, entonces es más venenosa que esta.
¿Cuál es la leyenda de la serpiente ekuneil?
Se dice de este animal, que puede medir desde los 2 hasta los 4 metros, con una piel en diversos tonos de gris y la cola bífida. Sin embargo el aspecto más terrorífico de este ser, es su alimentación, ya que se basa en la leche materna de los humanos.
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La Ekuneil habitaba en los montes de la Península de Yucatán, con su especializada lengua rasgaba el aire como las demás especies de serpientes, de esta manera lograba detectar a aquellas mujeres que estuvieran dando leche a su bebé.
Eran ágiles para subirse a los árboles, y así de rama en rama, llegaba hasta el techo o pared de la casa, donde buscaba una manera de poder acceder al interior.
Con información de Julio Caamal
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